La Conceptualización es el primer paso para generar una identidad de éxito.
Aunque como se suele decir, cada maestrillo tiene su librillo, la fase de conceptualización de la imagen de marca es algo de lo que nadie se escapa. Partiendo del briefing del cliente, y en base a los criterios de la percepción visual, comenzamos a dilucidar de qué parámetros básicos consistirá nuestra marca.
Para desarrollar este post, lo he dividido en los siguientes apartados.
- La fase de conceptualización
- El mapa conceptual
- Preparando la matriz
- Extrayendo Resultados
- Iteraciones en la matriz
- Conclusiones
1. La fase de conceptualización
Todos sabemos que dotar de un concepto sólido a la imagen, que respalde y conecte con los valores de la empresa a la que represente, es practicamente la base de una buena identidad.
En esta fase, que acometeremos una vez tengamos concretado el briefing, trataremos de realizar un ejercicio de abstracción de toda la información que nos da el cliente, para convertirlo en el imput de nuestro proceso creativo.
Puesto que se trata ciertamente de una fase más abierta del proceso, dónde trataremos de incluir todos los aspectos y conceptos que nos vengan a la mente, a modo de brainstorming, es bueno tener herramientas que nos permitan acotar, organizar y jerarquizar toda la información que generamos
2. El Mapa Conceptual
El mapa conceptual es una de las herramientas con las que solemos empezar los proyectos. Resulta muy ágil, pues lo podemos hacer con papel y lápiz (aunque también tenemos software para ello como el CmapsTool o MindMaster) y dejar que la mente nos vaya sugiriendo conceptos alrededor de las indicaciones clave del briefing.
En la publiciación de David Airey, Logo Design, introduce el mapa conceptual en su capítulo siete, titulado «Del lápiz al PDF», como un elemento básico, previo a la realización de bocetos, que nos permite:
- Recopilar tus pensamientos.
- Generar ideas
- Entrar en un flujo creativo
- Asociar palabras con imágenes y símbolos
Por lo que en el mapa conceptual, que gráficamente no deja de ser un entramado de líneas que unen globos con palabras en su interior, entran conceptos más abstractos, conceptos más tangibles, colores, formas, relaciones a objetos, etc. Por tanto, clasificar esta información nos podría ayudar a tener un referente más claro para empezar con los bocetos.
3. Preparando la matriz
La matriz de conceptualización no es más que una tabla, con filas y columnas, cuyos resultados en su interior nos generarán una matriz de elementos.
Estos elementos, que podrán interactuar entre ellos, o no, para dar forma visible a la marca, aparecerán ordenados y jerarquizados, según las exigencias del proyecto.
Pero para muestra un botón. Este sería el esquema genérico:
Lo primero que podemos pensar, y tendríamos razón de hacerlo, es que no necesariamente sería una matriz simétrica, o cuadrada. No debería haber ninguna relación, en principio, entre el número de conceptos o de ideas de la marca, con el número de elementos visuales que podemos utilizar.
Otro aspecto a destacar, es la jerarquía en los elementos. Es muy probable que el cliente pueda destacar un aspecto sobre los otros, pero en las columnas referentes a la gráfica, podríamos o no tener esta jerarquía.
Digamos que este es un ejemplo «perfecto», para mostrar que si tomamos la diagonal que genera la matriz, tendremos los elementos sobre los que se ha primado su importancia sobre el resto, en orden de prioridad.
4. Extrayendo resultados
Ya hemos dado algunas pistas sobre ello, pero lo principal es lo que ésto representa sobre nuestro proceso creativo.
Si tomamos dos, tres o cuatro elementos de nuestra matriz, ya podemos empezar a generar bocetos, he incluso podemos empezar con una sesión de microbocetos.
Uno de los módulos del postgrado en Diseño Creativo, que cursé en la Universitat Politécnica de Valencia, era el de Diseño de Marcas. Impartido por el diseñador gráfico e ilustrador, Boke Bazán, una de las partes del procesó creativo más interesante fue la creación de microbocetos.
Debíamos obligarnos a crear un mínimo de 50 micro-bocetos, más que nada para experimentar visualmente con los conceptos de la marca, y al igual que sucede con el mapa conceptual, al tratarse de un ejercicio rápido y ágil, abrimos la puerta a ideas originales e inesperadas.
Es en esta fase dónde podemos encontrar nuevos conceptos a incluir en nuestra matriz, o nuevas formas visuales que no contemplamos en un principio, por lo que sería bueno incluirla, y reformularla para continuar con el proceso.
5. Iteraciones en la matriz
La iteraciones sobre la matriz hacen que ésta tenga más consistencia, y que sea fruto de un esfuerzo mayor, lo que usualmente comporta resultados de mayor calidad.
Las iteraciones pretenden retroalimentar la matriz, tras haber experimentado en la confección de bocetos.
Como he indicado anteriormente, podemos encontrar formas que no habíamos previsto en un principio, y que pueden casar con el briefing.
Puesto que la matriz es una herramienta viva, como sucede con el mapa conceptual, tampoco es necesario que hagamos grandes artificios para montarla. Con unas anotaciones sobre una retícula será suficiente, pues se trata de un artefacto auxiliar para nuestro proceso.
En el ejemplo de la imagen, vemos cómo, con rápidas anotaciones, vamos creando nuestra matriz, y vamos dando importancia a unos conceptos y a otros, dotando de sentido las propuestas, y alineándose con los valores de la marca.
6. Conclusiones
En resumen, la matriz pretende aclarar ideas, deshechar las que, del mapa conceptual, no nos sean útiles, y nos da un punto de partida, con cierto rigor y coherencia con el briefing, para iniciar nuestros bocetos.
El procedimiento general donde se integraría la matriz sería:
- Generar un mapa conceptual.
- Crear la matriz de conceptualización.
- Generar microbocetos.
- Realizar las «n» iteraciones necesarias.
- Escoger las propuestas preliminares para refinar los bocetos.
Éste sería el proceso previo antes siquiera de encender el ordenador.
Es un proceso que he estado usando en mis últimos proyectos y que me ha dado más control, y tenemos justificada la solución desde el primer momento, sin renunciar a la espontaneidad y originalidad que podamos generar con los microbocetos.
Referencias y enlaces de interés
- La lista de objetivos del mapa conceptual, del punto 2, está extraída de la página 94 del libro «Diseño de Logos» , del diseñador David Airey, de la colección Espacio de Diseño de la editorial Anaya.
- El postgrado del que hablo en el punto 4 está incluido en el Master en Diseño Gráfico e Ilustración de la Universitat Politècnica de València
- En este enlace encontraras más herramientas digitales para la creación de mapas conceptuales